Nací con alas,
pero tuve vértigo. Y ese miedo irracional a saltar al vacío me impedía iniciar
el vuelo. Hasta que llegaste tú, dispuesto a enseñarme a despegar los pies del
suelo. Y me empujaste. No me diste alas, pero me enseñaste a usarlas. Y de mi
estómago salieron mariposas, revoloteando, más vivas que nunca. Y en un
suspiro, recorrimos el cielo. Y cuando por fin aterrizamos y pude mirarte a la
cara, me di cuenta de que no necesitaba volar para ser libre, pues tenía todo
el cielo en tus ojos.
Eres mis 4 elementos
No hay comentarios:
Publicar un comentario